lunes, 13 de agosto de 2018

Más crisis, más desigualdad

(Imagen tomada de: https://steemit.com/spanish/@elisaul/la-desigualdad-social-en-en-venezuela-el-pais-con-mayor-reserva-de-petroleo)


Al describir la situación que atravesamos hoy debido a una crisis económica sin precedentes que combina hiperinflación, escasez y colapso de los servicios públicos, ya hemos sido alertados sobre la creciente desigualdad entre quienes cuentan con divisas para mantener su nivel de consumo y el resto de los venezolanos. Esta desigualdad es evidente, pero está lejos de ser la única resultante de la crisis.

Entre la mayoría que tiene dificultades para ajustar su ingreso al aumento del  costo de la vida, los efectos varían en función de su situación socio-económica previa a la crisis. Así, mientras quienes tenían algún capital pueden vender activos para mantener su nivel de consumo, los más vulnerables se han visto obligados a disminuir sus gastos, aun en las necesidades más básicas como la alimentación. El resultado es una gran desigualdad entre quienes pueden sobrevivir y aquellos a quienes la crisis va dejando con secuelas permanentes.

Pero las nuevas desigualdades emergen no solo por razones económicas. También se acrecientan las provenientes de otras características de la población, como el sexo y la edad. En este sentido, los niños y los adultos mayores sufren con mayor intensidad los efectos de la crisis, puesto que su vulnerabilidad los convierte en los principales dolientes de las carencias en los servicios de salud y, a la vez, en ambos grupos los efectos de la caída en el consumo de nutrientes tiene efectos devastadores.

Para cerrar, está el efecto de la crisis sobre las mujeres. En primer lugar, son ellas quienes mayoritariamente asumen el cuidado en sus hogares, así que sobre ellas recae la penosa tarea de hacer colas y peregrinar buscando alimentos y medicinas. Ello les dificulta mantenerse económicamente activas y, por tanto, acrecienta su vulnerabilidad, sobre todo en las más pobres. En segundo lugar, la situación del sistema de salud las afecta de forma directa: a la vez que la ausencia de anticonceptivos les impide planificar su familia, la atención al parto es cada vez más precaria y por ello Venezuela es el único país del continente en el que aumenta la mortalidad materna. Por último, si deciden emigrar para sobrevivir a esta crisis, terminan expuestas a los peligros de las redes de trata de personas y prostitución.

La recuperación de la convivencia democrática exige recuperar la inclusión y la igualdad de oportunidades en la sociedad venezolana. Por ello, no solo es imprescindible superar el estado de derecho y los equilibrios económicos. También será necesario el diseño de políticas sociales que permitan a los más vulnerables recuperarse de los efectos de esta crisis.

Publicado en la columna Acuerdo Social en Últimas Noticias (12/08/2018)

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