martes, 1 de mayo de 2012

El taxista y el estado de derecho

En estos días que estuve sin carro por Caracas tuve oportunidad de viajar en metro (contra todo pronóstico, sin ningún incidente que reportar) y, sobre todo, de conversar con los taxistas durante la habitual lentitud del tráfico en la ciudad una hora pico. Un día de cola especialmente complicada me encontraba en Chacaito intentando tomar un taxi y todos seguían de largo. Los peatones están acostumbrados: cuando más se necesita el servicio, los taxistas consideran que una carrera en semejante caos no es negocio. Afortunadamente, apareció un Lada bastante destartalado con una calcomanía de taxi en el parabrisas que sí se detuvo. Después de negociar el precio, me subí y emprendimos el viaje que en condiciones normales toma 15 minutos, pero que ese día tomó 40. Y, claro, conversamos.