No
somos mayoría se convirtió en un best-seller. Claro, a la modesta escala de
esta humilde servidora a la que normalmente leen sus cuatro panas, más o menos.
El texto se difundió en SIC Semanal, América Economía y Tal Cual. Fue publicado
un enlace en la cuenta de twitter del Ministro Andrés Izarra y así llegaron al
texto lectores simpatizantes del oficialismo. En mis redes sociales y correos
llegaron comentarios de apoyo, pero también fuertes cuestionamientos.
Pero más importante que discurrir
sobre la tolerancia frente a una opinión minoritaria e incómoda para los
radicales de ambos bandos, es presentar el debate constructivo que ha surgido a
raíz de diversos artículos que parten de la misma línea argumental. Alejandro
Tarre en su blog publicó una entrada titulada El tema de la mayoría
en el que comenta mi entrada así como un artículo de @Econ_Vzla en el que
también se propone la necesidad de contar con una amplia mayoría social para
lograr un cambio político en el país.
La idea central del artículo de
Alejandro Tarre tiene es que el apoyo político a una candidatura opositora no
es independiente de las inequitativas condiciones electorales y comunicacionales
existentes y, finalmente, se pregunta sobre cuál es el timing “correcto” para
emprender acciones de protesta frente al actual gobierno.
A este artículo respondió
@Econ_Vzla y también el texto también fue publicado por Alejandro Tarre en su blog. Comenta que
estas posiciones moderadas suelen ser caricaturizadas, como si las acciones de
protesta y la vía electoral fueran anatagónicas. Propone que el tema de la mayoría
trasciende el tema electoral y que, protestas o no protestas, las demandas de
un discurso político alternativo deben conectarse con el sentir de la población
venezolana.
Me parece especialmente valiosa
su frase final: “¿Una protesta
clasemediera, sin conducción y desconectada del padecer de la gente común puede
encender la pradera? Sí. ¿Puede generar un cambio de régimen? Tal vez. ¿Puede
ser este cambio sostenible? No lo creo. “
En medio
de esta discusión, me pareció interesante aceptar la invitación de Alejandro a
escribir una respuesta para su blog; y este fue el texto que le envié:
Estimado
Alejandro:
Agradezco
mucho tus comentarios al texto que publiqué en mi blog la semana pasada, “No
somos mayoría”. Tienes toda la razón cuando comentas que cuánto apoyo recibe la
oposición no es un fenómeno independiente del ventajismo por parte del gobierno:
uso de fondos públicos para las campañas, contar con el sistema nacional de
medios públicos donde aparecen candidatos del oficialismo casi en exclusiva,
violación de las normas electorales sin que intervenga el CNE, entre muchos
otros elementos que podrían mencionarse.
Pero
reducir la correlación de fuerzas existente entre oposición y gobierno solo a
este factor equivale a desconocer los efectos sociales que a lo largo de estos
últimos quince años han generado la polarización y el discurso oficial basado
en la reivindicación identitaria de los excluidos del pasado. Resolver el
problema político actual, en ese caso, solo necesitaría de fondos y una
adecuada estrategia de marketing. No creo que ese sea el caso. El gobierno
revolucionario no ha logrado con sus políticas económicas y sociales cambiar
sustantivamente las oportunidades de los venezolanos más humildes (escribí
sobre eso aquí), pero sí convencer a una proporción importante de esta
población de que este gobierno sí va a ocuparse de ellos. Que la oposición (“los
otros”), si llegara a ser gobierno, les quitaría lo poco que han logrado y
perderían la posibilidad de seguir avanzando.
No
tenemos forma de saber qué tan importante es esta diferenciación
simbólica/identitaria entre ambos bandos. No sabemos si esta identificación de
algunos sectores populares con el gobierno bolivariano se ha mantenido incólume
o hasta qué punto se ha debilitado con la desaparición de Chávez de la escena. Sin
embargo, esta variable también debe formar parte del análisis del actual momento
político. Cuando en mi artículo decía que el descontento popular no se traduce
de forma automática en apoyo a la oposición me refería a esto. Y creo que la
única forma de traspasar la barrera simbólica impuesta por la polarización es
que la organización y las protestas se basen en problemas concretos y urgentes
de la gente, no en “Fulano vete ya”.
Ojalá que
esto ayude a aclarar mi posición y a seguir profundizando en este importante
debate. ¡Muchos saludos!
Gracias por brindarnos tu perspectiva, es muy lindo saber que dentro de una sociedad tan polarizada y alienada existen pensamientotos racionales y que ponen por encima de sus discrepancias ideológicas el bienestar de esta tierra que quiero creer todos amamos profundamente.
ResponderEliminarEquilibrado articulo equilibrado analisis. Los enemigos de nuestra pais en definitiva son los radicales de ambos bandos.
ResponderEliminarMuy buen análisis considero que todo radica ahí en "no caer en posiciones antagónicas", lo que se debe es profundizar y fomentar el debate, la crítica con el fin de buscar más soluciones y menos problemas
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