lunes, 21 de octubre de 2013

¿Hemos ganado en equidad de acceso a la educación de nuestros jóvenes?


La revisión de nuestras estadísticas oficiales parece mostrar un panorama alentador sobre la situación educativa de los jóvenes, puesto que reflejan una creciente inclusión de esta población en el sistema formal de enseñanza. En el último decenio la tasa de asistencia escolar de la población entre 15 y 19 años de edad ha crecido, incluso más rápidamente que en las décadas pasadas tal como se muestra en los datos censales a partir de 1961. Sin embargo, ¿es este indicador suficiente para pensar que el acceso a la educación se ha hecho más igualitario?
Para responder a esta interrogante debemos abordar dos cuestiones. En primer lugar, si esta mayor asistencia escolar se ha traducido en mayor logro educativo de los jóvenes. Adicionalmente es necesario conocer si el logro educativo de los jóvenes, medido de acuerdo al promedio de años aprobados ha aumentado por igual para quienes provienen de diversos entornos socioeconómicos.
Con respecto a la primera interrogante, durante el último decenio efectivamente se ha registrado un incremento en el promedio de años de escolaridad aprobados por la población de 15 a 24 años de edad, que pasó de 8 a 9,5 años.  Pero al descomponer estas ganancias según sexo y grupos de edad encontramos que para el grupo de 20 a 24 años el promedio de escolaridad alcanzado está por debajo de la educación media completa (11 años de escolaridad), por lo cual este aumento en el logro educativo sigue siendo insuficiente para las actuales demandas del mercado de trabajo.
Por último, es necesario verificar si hay diferencias en este logro educativo de este grupo de población de acuerdo con las características económicas y educativas del hogar de origen de nuestros jóvenes. El panorama resultante es aun más desalentador: en promedio, quienes tienen padres universitarios aprueban casi 3 años más de escolaridad que quienes provienen de familias con un un nivel de instrucción menor a los 6 años de primaria. Aunque aun hace falta realizar mayores cálculos para verificar la significación estadística de estas diferencias y el papel de otras posibles variables explicativas, parece claro que la política educativa bolivariana no ha logrado cambiar las desigualdades que han caracterizado a nuestro sistema de enseñanza.




9 comentarios:

  1. Hola Lissette!

    Me gustó mucho este post; es algo que merece la pena debatir y con ello, el rol del Estado y los programas educativos que se proponen. Con esto dicho, surgieron unas interrogantes durante la lectura de tu post;

    - ¿Las estadísticas discriminan entre los estudiantes del sistema formal y las personas de las misiones?

    - "La revisión de nuestras estadísticas oficiales parece mostrar un panorama alentador sobre la situación educativa de los jóvenes, puesto que reflejan una creciente inclusión de esta población en el sistema formal de enseñanza". ¿Es posible medir la calidad de la enseñanza impartida? ¿Es la calidad de la educación un posible indicador de inclusión?

    - Si las características económicas y educativas de los hogares influyen en los logros educativos de los hijos; ¿es posible la disminución de la relación entre los años de formación del hogar con los de los hijos?

    Saludos!

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    1. Respondo tus preguntas por orden:
      - La pregunta de la Encuesta de Hogares es lo suficientemente amplia ("¿asiste actualmente a un centro de enseñanza?") como para quienes asisten a un colegio, liceo universidad, las misiones o un curso de capacitación puedan decir "sí". Por tanto, la pregunta no necesariamente mide escolaridad formal. Y eso podría explicar su alto crecimiento en el último decenio.
      - No tenemos mediciones oficiales de la calidad de la enseñanza. En los 90 hubo una medición realizada por el Ministerio de Educación y actualmente los planteles del estado Miranda participaron en la prueba PISA. Los mirandinos salieron mal, por cierto. La calidad puede ser indicador de exclusión si los resultados de las pruebas arrojaran que no hay variaciones en el aprendizaje entre grupos socioeconómicos diversos. Para el caso de América Latina, las desigualdades en los resultados PISA asociados a tipo de plantel (público, privado) o características de la familia, son los más altos de los países incluidos en la prueba.
      - Creo que esta relación entre las características educativas y socioeconómicas del hogar con los resultados educativos de los hijos pueden disminuirse con políticas públicas acertadas, no solo protegiendo la escuela pública (presupuesto, docentes), también con programas especialmente dirigidos a los más vulnerables (becas, dotación de útiles, comedores, trasporte, etc.). La alta desigualdad se mantendrá mientras el sistema trate como iguales a grupos de población que no lo son.
      Un abrazo, muchas gracias por leer y comentar!

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  2. Querida Lissette:
    Me encantó tu post, al igual que tú comparto tus inquietudes. Algo que nos toca ver luego del 2011 es el impacto de las resoluciones que obligan a repetir una examen a quien raspó, lo cual intimida a los maestros para no reprobar al estudiante...> (POLISZUK, Joseph. “Anule esa prueba” -18 de agosto de 2013-. El Universal. Recuperado el 29 de septiembre de 2013, en: http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/130818/anule-esa-prueba).
    En mi opinión, pudiera que se incremente el número de años de escolaridad sin que esto signifique calidad en la educación y aprendizajes significativos.

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    1. Ciertamente, la educación media es el nivel que más ha cambiado su estrategia de evaluación (haciéndolo más permisivo), pero a la vez no ha habido cambios importantes en el curriculum en décadas. Seguimos enseñando lo mismo que a los jóvenes de hace 30 o 40 años, ¿es eso lo necesario hoy para acceder al mercado de trabajo? la enseñanza media es ahora el principal desafío, ciertamente puede que los años de escolaridad aprobados nos digan poco sobre las competencias que el joven necesita hoy. Qué enseñar, cómo evaluar y el papel de las nuevas tecnologías son hoy preguntas ineludibles. Un abrazo, muchas gracias por leer y comentar!

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    2. Como fan de Tony Wagner, te comparto este vídeo para enriquecer tu comentario: http://www.youtube.com/watch?v=hvDjh4l-VHo

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  3. Lissette, te felicito por este trabajo que estás llevando, está muy interesante.
    Te cuento que lo leí esta mañana, y ahora en la tarde me encontré con la siguiente nota de El Universal: "Paralizadas las clases por deterioro de escuela en Barrancas de Barinas" (http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/131022/paralizadas-las-clases-por-deterioro-de-escuela-en-barrancas-de-barina). Pensando en esto y en lo que comenta Adriana, realmente me preocupa no sólo la calidad de la educación que están recibiendo nuestros jóvenes, sino que además, me pregunto ¿cuántos de estos jóvenes oficialmente inscritos están recibiendo clases? ¿cuántas escuelas como la Unidad Educativa Luis Loreto Peralta de Barrancas habrá en Venezuela?
    Dadas las condiciones de la infraestructura de muchas instituciones educativas, en donde ya ni se les ofrece el almuerzo a los muchachos, y la poca frecuencia en la construcción de escuelas, realmente preocupa el futuro de la educación en el país. Quizá estoy siendo un poco fatalista, pero cada vez me encuentro más con esto.
    Besos

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    1. Ciertamente, son problemas importantes: se cumple el calendario escolar? En qué proporción de los planteles o los jóvenes? Desafortunadamente no contamos con fuentes que nos permitan estimarlo...

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  4. Querida Lisette:
    Es bien interesante y valiosa esta exploración, al igual que toda la línea de trabajo que estás desarrollando sobre los problemas de equidad. En cuanto al análisis particular que presentas en esta ocasión tal vez valga la pena afinar un poco más el contraste entre el que se alcance la equidad educativa (¿hasta qué punto es esto posible en un corto-mediano plazo y qué implicaría, realistamente?) y el grado de avance que pueda haberse producido en los últimos años. Por momentos, sobre todo al final, el análisis parece resaltar lo primero ("la política educativa no ha logrado cambiar las desigualdades") y esquiva un poco lo último. Para ahondar sobre los posibles grados de avances (cuantitativos) sería muy útil contrastar, por ejemplo, los dos últimos cuadros que presentas para el 2011 con su comportamiento para el 2001, como haces antes con el primer Cuadro. Un abrazo, Carlos Aponte

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    1. Toda la razón, Carlos. Para poder afirmar si hay avance o no es necesari comparar con estimaciones semejantes del pasado. Hace unos años (no diré cuántos, jejeje) hice un análisis de la deserción escolar a partir de la encuesta de Juventud que hizo el Ministerio de la Familia. Allí también las principales variables que explican las diferencias en los años de escolaridad aprobados eran el nivel de instrucción y estrato socio-económico de la familia, más que si ambos padres están presentes u otras variables del tipo de familia. En principio, comparaba con esos datos. Pero, ciertamente, falta trabajar datos de comienzos del 2000. Estamos trabajando en eso! Acérquense al Congreso de AVEPO en Diciembre, allí se presentarán los resultados. Saludos

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