Cuando se piensa en las condiciones para la democracia, lo
más común es centrarse en los derechos civiles y políticos: no puede haber
democracia sin igualdad ante la ley, libertad de pensamiento o sin derecho a la
participación política. El foco suele estar en el concepto de libertad al
distinguir los sistemas democráticos de otras formas de gobierno que la restringen.
Pocas veces el foco está en los derechos
sociales y sus implicaciones. A ello dedicaremos las próximas líneas.
¿Son libertad e igualdad social términos antagónicos? Muchas
veces se piensa que sí. Que mientras las democracias occidentales han dedicado
su esfuerzo a construir sociedades basadas en la libertad individual, los
regímenes comunistas del siglo XX se dedicaron sin éxito a construir sociedades
igualitarias. Sin embargo, creo que esta interpretación es incompleta: ambos
sistemas tuvieron como meta construir igualdad.
Para entender esta afirmación hace falta remontarse a la
sociedad europea previa a la Revolución Francesa: entonces, la principal
demanda de la burguesía era eliminar los privilegios, crear una sociedad en que
todos los ciudadanos contaran con los mismos derechos. Por tanto, una de las
principales aspiraciones de las democracias liberales es la igualdad de
derechos y deberes de todos los ciudadanos. Las libertades ciudadanas, el
respeto a los derechos civiles y políticos, podrían entenderse como la forma de
establecer unas condiciones mínimas de igualdad entre todas las personas
pertenecientes a una comunidad política.
Hasta aquí hay algo pendiente: ¿qué pasa con las
desigualdades económicas? La concepción tradicional de la democracia liberal no
contempla este problema: al brindar a todos las mismas oportunidades y
derechos, las desigualdades existentes serían producto de las diferencias de
mérito y esfuerzo. Sin embargo, ¿podemos hablar de igualdad de oportunidades,
cuando algunos grupos carecen de servicios básicos? ¿La igualdad de derechos se
garantiza solo por vía jurídica?
Mientras las leyes establecían la igualdad de todos los
ciudadanos, era evidente la existencia de amplias desigualdades
socio-económicas. Esta disyuntiva se resolvió en el siglo XX de dos formas: las
revoluciones socialistas del siglo XX pretendían superar estas desigualdades al
eliminar la propiedad privada sobre los medios de producción; mientras que en las
democracias de Europa occidental se consideró central generar un mínimo de
igualdad en las condiciones de vida a través del estado del bienestar, cuyos
pilares (sistemas públicos de educación, salud y seguridad social) mitigaban las desigualdades generadas en el
mercado.
La creación del estado del bienestar supuso en Europa y
Estados Unidos un prolongado período de crecimiento económico y estabilidad
política. En América Latina, aunque las constituciones proponían teóricamente
un estado benefactor de esta naturaleza, la realidad en la mayoría de nuestros
países muestra un panorama distinto: crecientes grupos de la población están al
margen tanto del mercado como del estado, están excluidos y no gozan de sus
derechos. En nuestros países la ciudadanía universal sigue siendo un proyecto
en construcción.
Los derechos más vulnerados son los sociales: tienes derecho
a la salud, siempre que pagues la factura de la clínica o el HCM. Tus hijos
tienen derecho a la educación, mientras pagues el transporte, el uniforme y la
lista de útiles; más aún, si quieres una educación de calidad es recomendable
que inviertas en un colegio privado. En este escenario, ¿podemos decir que en
Venezuela garantizamos igualdad de oportunidades a todos los ciudadanos? Las
crisis que desde fines de los 80 atraviesa nuestro sistema político están
intensamente ligadas con este déficit de ciudadanía. Por tanto, lo social no es
un accesorio, ni una estrategia de marketing político, sino el principal
problema que debemos resolver para construir una sólida alternativa
democrática.
(*) Artículo publicado originalmente en la Edición Especial por el 80° Aniversario de "El Carabobeño"
¿Que hicieron los españoles? Tienen el mejor sistema vial y de trasporte, y el mejor sistema de salud que yo conozca! Las guarderías, la escolaridad,y la seguridad gozan de cierta calidad, su grave problema es el alto costo de la vivienda, comparado con Inglaterra o USA...Haz una reflexión sobre la desigualdad económica! base de algún proselitismo político y demagogia! Para nuestra América es importante aclarar conceptos! Te Felicito por tu blog! Elsa
ResponderEliminarPD Comparte de nuevo el anterior, quiero compartirlo en fcb
Gracias, Elsa por estar siempre tan pendiente. Un beso!
EliminarSobre los derechos y deberes, son incipiente en la practica, las constituciones son casi un chiste,van 27 en 200 años, venimos de dos siglos de caudillismo y violaciones de los derechos, en la segunda mitad del SXX el carnet y las influencias eran indispensables, para gestionar! Todavía no ha nacido el Estado de Derecho menos su Poder Judicial, la ciudadanía es una quimera la Venezuela de los vivos, los armados, y los enchufados!
ResponderEliminarCiertamente, nuestro estado de derecho es muy débil. Pero lo es aun más en lo que a derechos sociales se refiere. Salvo en estos últimos 14 años, mientras los derechos políticos y el derecho a la propiedad estaban bastante garantizados, los derechos sociales (salud, educación, trabajo, etc.) son válidos solo en el papel (o si tienes medios propios para sufragarlos).
EliminarComo español residente en Colombia creo que tengo algo de perspectiva para hablar de las diferencias entre España y los países latinoamericanos. Primero, la sociedad española (como cualquier otra europea) es bastante más homogénea y cohesionada que cualquier sociedad latinoamericana (con la posible excepción de Costa Rica o Uruguay); no hay diferencias raciales ni segregación histórica que justifiquen tener ciudadanos de primera y de segunda. Segundo, los españoles tienen una percepción muy arraigada del origen social de las diferencias individuales: el factor principal que define tu lugar en el mundo es tu entorno familiar y social, las cualidades individuales tan sólo suman o restan a estas posibilidades de desarrollo definidas socialmente. Tercero, como en el resto de la Europa "rica", en España hay una gran aversión a cualquier tipo de "incertidumbre", y la desigualdad, la diferencia, el "otro", genera incertidumbre, pues no se sabe a ciencia cierta si va a reaccionar de la manera esperada; por este motivo se pone tanto énfasis en la igualdad y se conserva un temor irracional por el otro (xenofobia). Yo diría que éstos son los principales motivos por los que parece haber un abismo entre las sociedades y la política de ambas orillas del Atlántico, al menos en lo referente al eje libertad-igualdad.
ResponderEliminarMuy interesante tu aporte, aunque resulta polémico pensar que nuestra dificultad podría provenir de la diversidad racial o étnica. Más en un país como Venezuela, que suele pensarse como mestiza, y que por tanto la discriminación racial es inexistente. Esto es, por supuesto, falaz. Pero también me parecería exagerado pensar que esta es la única fuente de nuestro déficit de ciudadanía. Pienso más que nuestros estados en realidad nunca fueron soberanos en todo su territorio, áreas rurales e indígenas estuvieron desde el inicio fuera de las principales actividades económicas y luego también, fuera de la actividad política, los servicios sociales, etc. Después de 200 años de construcción de las repúblicas latinoamericanas nuestros territorios siguen fragmentados y desintegrados.
EliminarMuy buen artículo Lissette! No me atrevería a hablar aquí de toda latinoamérica, pues las variaciones son importantes. Por ejemplo, Venezuela es una realidad muy propia por su economía rentista en manos del Estado, rentismo que sabemos que en estos años se ha agudizado. El caso nuestro es que el estado venezolano moderno nació ya con ese rentismo. Veníamos de un siglo XIX marcado por guerras intestinas y desplazamientos contínuos de grupos económicos de hacendados por caudillos y secuaces que se hacían con los bienes que encontraban a su paso. Con Gómez se funda la fuerza armada nacional y aparece la economía petrolera (el Estado moderno en clave weberiana y bien explicado por Caballero). Dicha estructura (autoritarismo político-militar, rentismo y carencia de ciudadanía) ahogó las condiciones para la emergencia de iniciativas privadas y el surgimiento de una ciudadanía social, que generalmente precisa de una burguesía industrial y agropecuaria que se consolide en el tiempo histórico. Aquí se impuso una burguesía financiera y, sobretodo, comercial amparada y construida por un Estado capturado por grupos militares-civiles (primera mitad del siglo XX) y civiles-militares en la segunda. El predominio de civiles en la última parte del siglo sirvió para impulsar un modelo de democracia representativa interesante pero sin el soporte económico. El rentismo se siguió imponiendo y todo siguió girando en torno a un Estado clientelar con poca capacidad para distribuir la renta. Fue también un Estado capturado por sus gobiernos. Jodido el panorama. Augusto Mijares pensó que en Venezuela había una lucha permanente entre el factor civil y ciudadano y el factor militarista caudillista. Era optimista con relación a que predominaría lo civil. I don't know. Los últimos quince años...
ResponderEliminarEn fin, busco una explicación-interpretación que me hable de esa carencia de ciudadanía social que tu bien señalas. Volteo a nuestros sectores medios y... No veo con qué trabajar. Parecen demasiado infladitos de renta petrolera, pasada y presente. Sumergidos en su urbanización y camionetota, no "quieren" (¿pueden?) ver las fotos no bonitas del país. Como alguien que en su album familiar suprime las fotos feas y de aquellos con quien se peleó.
Un abrazo!
Javier B. Seoane C.
Wow, Javier, qué interesante todo tu comentario! Ciertamente, Venezuela (y acaso, también México) es un caso especial en la región por su condición de país petrolero, pero en toda la región las dificultades para que toda la población goce de los derechos sociales establecidos en las constituciones. Incluso en lugares con mejores indicadores sociales como Uruguay.
EliminarA mi me angustia un poco ese afán en describirnos y explicarnos en función del petróleo, me suena a "naturalizar" las decisiones económicas, sociales, políticas que ha hecho la sociedad venezolana. Ciertamente, es un factor que pesa... pero las decisiones han podido ser distintas.
Y nuestra clase media es efectivamente un gran problema: no quiere ver al país mayoritario, sigue empeñada en no salir se su burbuja, tratando de mantener aquella ilusión de armonía. Gracias por leer, un abrazo!
Gracias a ti por escribir, y muy de acuerdo con el problema de "naturalizar" el condicionamiento petrolero. Cero fatalismo mi bella directora, sólo que como dices es un factor importante, condicionante mas no determinante. Nos llegó la lotería petrolera cuando nacíamos como Estado moderno, en cambio a Noruega (por poner otro caso) le llegó cuando ya era sociedad ciudadana o estaba en vías de su consolidación. Más que el petróleo es la historia. El petróleo es un acontecimiento en esa historia, pero uno potenciador de lo despreciable de nuestro siglo XIX y antes. Pero cero fatalismo, de lo contrario no podría dedicarme a mi interés académico-político de la educación para la democracia.
ResponderEliminarAdmiro tu voluntad!
Un gran abrazo!
una pregunta: entonces Venezuela es o no una democracia? y si con la crisis que esta viviendo en este momento el gobierno esta siendo beneficiado de alguna manera? gracias, es para un trabajo.
ResponderEliminarHola Karolina! Formalmente, Venezuela tiene un sistema político democrático (elecciones, poderes supuestamente independientes, una constitución, etc.). Ahora bien, es una democracia en crisis, amenazada por la concentración del poder en el ejecutivo y el uso de este poder para disminuir las voces críticas y la competencia electoral. Está amenazada, además, por problemas de legitimidad con dos aristas: 1) parte del electorado no reconoce a Nicolás Maduro como presidente legítimo; 2) las demandas sociales que acompañaron el inicio de la revolución bolivariana siguen sin respuesta 14 años después. Al menos así lo veo yo. Saludos!
EliminarUna pregunta ¿cuales son los factores infaltables en el sistema democrático?
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