La semana
pasada comentábamos los resultados sobre pobreza de ingresos que presenta el
Panorama Social de América Latina 2014. Allí,
los resultados sociales eran desfavorables para Venezuela por ser el único país
de la región en el que aumentó la incidencia de pobreza entre 2012 y 2013. Sin
embargo, una medición de la situación social basada exclusivamente en el ingreso tiene
limitaciones y solo muestra una parte del problema (en este post
discuto las ventajas y desventajas de los métodos de medición utilizados en el
país). Por ello resulta un importante acierto que en este informe se haya incluido
también una medición multidimensional de la pobreza para los países
latinoamericanos. Y en ese índice la situación de Venezuela es distinta
El índice
multidimensional de pobreza (IPM) es una metodología de medición elaborada por
Oxford Poverty and Human Development Initiative (OPHI) que se propone, en contraposición a
los métodos basados en el ingreso usualmente utilizados por los organismos
multilaterales, crear un indicador que
no solo permita una identificación más precisa de la población en situación de pobreza,
sino que además posibilite el diseño de políticas públicas basadas en la
magnitud y tipo de carencias que enfrenta la población de cada país.
Varios
países de América Latina han adaptado el IPM y este indicador empieza a formar
parte de las mediciones oficiales de pobreza, junto con las más tradicionales
como la Línea de Pobreza. Si bien en Venezuela se han realizado investigaciones
que intentan adaptar este método, aun este no forma parte de las mediciones
oficiales que periódicamente calcula el Instituto Nacional de Estadística.
El IPM que
calcula CEPAL en el Panorama Social 2014 incluye las siguientes dimensiones: 1-
vivienda; 2- servicios básicos (agua potable, saneamiento y energía); 3-
estándar de vida (ingreso y patrimonio del hogar); 4- educación (no asistencia
escolar de niños y jóvenes, rezago educativo de niños y jóvenes, instrucción alcanzada
por los mayores de 20 años); y 5- protección social (hogares en los que ningún
miembro tiene seguro de salud, ni contribuye a un sistema de previsión social
ni recibe ingreso por pensiones o jubilaciones). La medición propuesta incluye
más dimensiones y criterios más exigentes que el tradicional método Necesidades
Básicas Insatisfechas (NBI) y para catalogar a un hogar como pobre
multidimensional debe tener carencias en 25% de los indicadores considerados.
En el
período 2005-2012 el IPM de Venezuela muestra un descenso, de 32% a 19% de la
población y este resultado es cónsono con lo observado en otros países de la
región: quienes parten de una mejor situación, son los que presentan un mayor
descenso en el período estudiado. ¿Este resultado es compatible con otros
hallazgos sobre la situación social del país? Las estadísticas del INE
sobre NBI muestran la misma tendencia descendente entre 2005 y 2012 que se
explica por una mejoría tanto en el acceso a la educación de la población en
edad escolar, como en las condiciones de las viviendas y la dependencia
económica. Para explicar esta coyuntura es preciso recordar que el año
considerado (2012) fue el escenario de una elección presidencial en el marco de
una bonanza petrolera lo que permitió un alto gasto público que redundó
positivamente en las condiciones de vida de la población.
Al observar
cuáles de los indicadores utilizados en el IPM son los que más contribuyen en
la pobreza registrada en el país, se constata que la variable que más impacta
es el ingreso, seguida del bajo logro educativo. Ello confirma que hay unos
logros en materia de infraestructura y acceso a servicios que la población
venezolana ha acumulado a lo largo de las profundas transformaciones que ha
vivido el país en los últimos 50-60 años; sin embargo, los problemas de
capacitación y el poco acceso a empleos bien remunerados siguen siendo barreras
que enfrenta la población más vulnerable para mejorar sus condiciones de vida.
Por último,
¿esta mejoría en el IPM contradice los resultados desfavorables que refleja la
medición de pobreza según el ingreso? Definitivamente, no. Y no solo porque este último índice incluye otros elementos en la medición, sino sobre
todo porque este cálculo está basado en datos de 2012 y, por tanto, no puede
recoger el incremento de la pobreza de ingresos entre 2012 y 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario