Gracias a la generosidad entre colegas
dedicados a la investigación social recibí en mi correo el enlace para acceder
a la nueva publicación del Ministerio del Poder Popular para la Planificación,
titulado: Venezuela
en cifras. Nuestra transición al socialismo. Es una publicación más
publicitaria que técnica, por lo que resulta especialmente llamativo que no haya
habido más difusión de este libro, ni siquiera en la Agencia Bolivariana de Noticias
o en los diversos portales afines al partido de gobierno.
Desde hace meses he estado escribiendo en este
blog sobre mi preocupación ante la ausencia de datos para conocer los efectos
de la situación económica especialmente adversa de 2014 sobre los indicadores más
importantes de la situación social. Finalmente, tenemos disponible una
publicación con datos oficiales; pero, ¿nos es útil?
En principio, debería serlo: porque se propone
recopilar en una misma publicación datos económicos y de diversos ámbitos de la
situación social (educación, salud, nutrición, empleo) para el período
1998-2014. Sin embargo, la información que se presenta no es neutra, sino que
desde el capítulo 1 se propone exponer “la fortaleza del modelo para resistir
la guerra económica y proteger al pueblo” (p. 11). No es, por tanto, una
publicación que pone a disposición de la ciudadanía toda la información oficial
disponible para evaluar de forma transparente la gestión pública, sino difundir
aquello que está acorde con el propósito que se enuncia desde el inicio.
Por ejemplo, ¿aparece en esta publicación la
pobreza de 2014? Por supuesto que aparece, pero la pobreza de ingresos, que era
el indicador recurrentemente utilizado por el presidente Chávez para exhibir
los logros sociales de la revolución (ver, por ejemplo, este boletín
de indicadores sociales del INE), ha salido del panorama para dar protagonismo
al método Necesidades Básicas Insatisfechas.
En otros post en este blog he explicado la
diferencia entre la medición de pobreza por este método y la medición según
ingreso (aquí),
cada uno de ellos muestra información complementaria y ambos son de utilidad para
el diseño de las posibles estrategias de intervención. El método utilizado, por
lo tanto, no es un problema en sí. Lo que genera dudas sobre la intencionalidad
es la omisión de un indicador utilizado internacionalmente y que era el más publicitado
por el propio gobierno nacional en el pasado.
¿Por qué convendría no publicar información
sobre la pobreza por ingreso en 2014? Porque este indicador es mucho más
sensible a las variaciones de la situación económica: recesión, desempleo e
inflación, entre otros factores, afectan el ingreso de las familias y, por tanto,
la magnitud de la pobreza. 2014 tuvo la mayor inflación de los últimos 15 años,
lo que con certeza debe haber generado un incremento importante en la
incidencia de pobreza. La duda que tenemos los analistas es cuánto fue.
Pero, a pesar de la cautela oficial, NBI
tampoco puede dar buenas noticias. Este indicador que no considera el ingreso y
varía poco en el corto plazo muestra un discreto aumento en 2014. Y ya sabemos
que la pobreza por ingreso es mayor que por NBI y, además, que aumenta más rápido
en tiempos de crisis.
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