Pasan los días y la cotidianidad se llena con los ajustes
que toca hacer en estos tiempos en los que el colegio de los hijos aumenta 35%,
la comida aumenta 40%, la lista de útiles escolares (sin contar los uniformes,
que eso será cuando se acerque el inicio de clases) es igual a tu quincena y en
medio de este marasmo, tu sueldo solo aumentará 10%. Las estrategias de
adaptación incluyen: sobrevivir más allá de lo prudente con lentes rallados y
vencidos, que el carro pase siete meses sin aire acondicionado, decir adiós a
la señora que cuidaba a tus hijos por las tardes, que el mercado empiece a
tener cada vez menos artículos no indispensables (otro descubrimiento es cuánto
puede variar el concepto de indispensabilidad cuando la plata no alcanza), que no
haya viaje de vacaciones y tampoco plan vacacional.
Esa es la agenda de la gente. Sus problemas cotidianos
tienen que ver con la inflación, el desempleo, la escasez, pésimos servicios de
agua y luz, congestión vehicular, insuficientes y caros servicios de transporte
público y, la guinda de la torta, una aterradora inseguridad, a cualquier hora
y en cualquier lugar. Mientras tanto, la dirigencia del oficialismo persigue
corruptos de poca monta y lanza conocidos artistas y peloteros sin experiencia
alguna en militancia política o gestión pública a las alcaldías de las
capitales del país. La dirigencia opositora cierra filas ante los atropellos al
diputado Richard Mardo, anuncia la inscripción de los candidatos que ganaron en
las elecciones primarias a las próximas elecciones regionales llamando a votar
masivamente y se inician las tensiones electorales con el anuncio del MAS, que irá
a las elecciones regionales con la tarjeta del partido y no la unitaria. El
ultraescualidismo se rasga las vestiduras por la partida de nacimiento de
Nicolás Maduro, cuestiona a Capriles por vendido o cobarde que no “cobra” su
victoria del 14-A y llama a tomar la calle, excepto cuando la protesta es
convocada por la Mesa de la Unidad. No sé qué piensan ustedes, pero para mí
este panorama sugiere que los venezolanos estamos solos con nuestros problemas,
parecemos simples espectadores de una mala función en un teatro o, peor aun, alrededor
de un ring de boxeo en el que un peso mosca reta a un peso pesado por el título
y además el réferi es como Shakira (sordo, ciego, mudo).
Parecemos espectadores en el juego de otros, no los
protagonistas ni los principales interesados en el desenlace. Ninguno de los
actores políticos en pugna nos ofrece alternativas frente a nuestras penurias.
No nos muestran proyectos, ni siquiera promesas. Los ciudadanos deben apoyar a
los líderes que convocan a marchas y yo creo que debería ser al revés: los
dirigentes políticos deben apoyar las luchas populares por la inseguridad, los
servicios públicos o el presupuesto justo para las universidades y darles a
estas demandas, legítimas, cauce político. Que los problemas sociales adquieran
visibilidad política. Que los políticos representen nuestros intereses y
discutan en torno a los problemas sociales y económicos, que la gente sienta
que votar por la opción a A o B supone un cambio importante para su futuro.
Ambos sectores están concentrados en su lucha por el poder:
el oficialismo en mantenerse a pesar de la crisis económica y la muerte del
líder carismático, la oposición en ganar nuevos espacios en su camino a
convertirse en una real alternativa de gobierno. Enfrascados los líderes en
esta lucha, el pueblo parece un apenas recurso del que ambos bandos se apropian
con el propósito de ganar elecciones, legitimidad. De allí el vacío fuera de
los periodos electorales. De allí el énfasis en las encuestas y en el marketing
y no en la discusión abierta y profunda necesaria para construir un proyecto
que dé respuestas no a nuestro grupo de adeptos, sino a los diversos sectores
del país. Un discurso que nos ofrezca el camino hacia ese otro país que
queremos y podemos ser, que nos enseñe por qué las elecciones municipales el 8
de diciembre son un paso necesario para ese futuro mejor. Si no cambian
nuestros dirigentes su estrategia, veo poco probable que se logre un cambio
político relevante. Y sin cambios políticos, nuestra cotidianidad será cada vez
más asfixiante. Este es un llamado de auxilio a nuestros políticos, ¿aló,
alguien me escucha?
Muy preocupante lo que planteas Lissette, pareciera que se avanza hacia un deterioro.
ResponderEliminarCreo que A. Latina sí está mirando lo que sucede en Venezuela, pero por un lado la información que tenemos es parcial, y por el otro es difícil plantear algo frente a un gobierno que aparece como legítimo.
La clase política es similar en la mayoría de los países.
Hay movimientos sociales articulándose?
Cariños,
Lucía
Nuestra cotidianidad esta tan desastrosa que las colas del Bicentenario las custodia la GN... al menos en el CCCT!!! para que no revendan el pollo lo único mas económico...??? los precios de algunos enlatados son mayores.
ResponderEliminarSigo llenando el tanque con 3Bs., terminaremos bebiendo gasolina con el calor y explotaremos todos...!
En fin los gobernantes o no tienen idea de nuestro día a día o son malévolos, el jueves tratando de conseguir leche en polvo fui a 5 mercados...!casi un dia de trabajo productivo.
Lo que planteas es muy cierto y te quedas corta, económicamente estamos aislados del mundo, ¿Quien viaja si no te dan Cadivi o ya te lo gastaste en otro viaje? Tampoco se puede viajar por Venezuela por la inflación,la inseguridad y el mal estado de la vialidad, un hotel medio decente sobrepasa los 1000 la noche, y corres el riesgo que te asalten y roben como acaba de pasar a unos turistas en Margarita... Además el Ferry rápido esta haciendo la travesía en 7 horas, han disminuido los vuelos para la isla y el mantenimiento esta caótico...Canaima te sale carísimo....
En fin la inflación, aislamiento, económico, ideologización del continente, y corrupción en bruto, nos esta llevando cuesta abajo a millón...avionetas, yates, elicopteros...en manos de personajes públicos... Unos amigos nuestros se encontraron el avión de PDVSA, espectacular por cierto, desembarcando al Primer ministro de la Isla de Saint Vincent hace una smana...? seguimos a los realazos conquistando conciencias..... el pueblo amordazado no importa nada!!!!
Las utopías, los regalitos y la ideología ya lavaron mucho cerebro, ojalá y de verdad tuvieramos mejor calidad de vida, esperanza y sobretodo educación...!!!la consigna sigue siendo confrontaría...las vacas moribundas de un potrero abandonado importan más que un pueblo hipnotizado con mentiras, en salud pronto nos atenderán veterinarios...!